domingo, octubre 16, 2016

El preludio de la despedida suele ser más doloroso que la despedida misma. Es la agonía de la pérdida, las palabras que cuesta decir o que no se saben pronunciar.

A veces prefiero chocar directamente con el poste, abrir la puerta del auto y asumir la pérdida total. No tengo seguro. 

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