viernes, diciembre 02, 2016

Brenda

Ya describí su casa en la que hay una fiesta constante,

un baile infinito
una música sentimental
una ropa de segunda
unos colores puros, 
una copia de nada, 
sin apariencias, 
una forma de hablar llano, 
sin dobles intenciones, 
tan de verdad que parece mentira, 
tan de mal gusto que atrapa, 
con tanto olor que enciende, 
tan violento que asusta.
Cuerpos moreno que encienden su tipificación exótica, 
su estereotipo virgen, su simulación potente, 
cargadores y estibadores, 
esperan en esas casas, lo que la noche engaña.

La casa de la poesía
Carmen Berenguer